En la mañana del día de la Asunción del 1626 sale en procesión la Cofradía del Rosario de la iglesia de Cantalejo. Los danzantes que acompañan a las imágenes son los danzantes de Lastras. Hay mujeres en la misma procesión que ejecutan la danza de gitanas. También son de nuestro pueblo ¿Qué hacen nuestros paisanos danzando en Cantalejo? ¿Qué danzas ejecutan? ¿Cuál es su indumentaria? Con la documentación que tenemos no podemos responder a todas estas preguntas pero podemos aproximarnos.
La danza ritual, como acompañamiento de manifestaciones religiosas, está presente en Lastras en la Romería de la Virgen de Salcedón. Como en muchos otros lugares, quizás este sea el último eslabón de una larga cadena de custodia que se remonta en el tiempo y que ha servido para que estas expresiones culturales se mantuvieran generación tras generación, antes de que en el siglo XX, las danzas pasarán de la procesión al escenario, extendiéndose su divulgación pero corriendo el riesgo evidente de descontextualización. Las festividades religiosas han sido el reservorio donde se han conservado estos rituales más antiguos camuflados, a veces, de ensalzamiento del santo o festividad de turno.
En los siguientes párrafos intentaré repasar las noticias que tenemos de la danza en nuestro pueblo desde el punto de vista histórico, omitiendo los aspectos propiamente musicales sobre los que tengo nulo conocimiento.
Para estudiar la danza en Lastras debemos trasladarnos a otro pueblo, Cantalejo. Las primeras noticias de lastreños danzando provienen de allí. En Cantalejo, Montenebro ha estudiado la documentación de la Cofradía del Rosario. Esta cofradía se encargaba de organizar la fiesta de la Asunción. Para ello, en los siglos XVI y XVII no se reparaba en gastos. En el siglo XVI, esta fiesta ofrecía los oficios religiosos más solemnes con un eje central: la procesión. Pero además, se le añadían autos sacramentales, comedias, juegos, cohetes, bailes de rueda, danzas de gitanas, comidas, banquetes y paloteos. De igual forma actuaba la Cofradía del Corpus Christi, en este caso para realzar la fiesta del Corpus. La suntuosidad de estos actos, no solo en Cantalejo, sino en muchos pueblos de la provincia, es difícil de comprender para nosotros, produciéndose tales excesos que llegó a preocupar a las autoridades eclesiásticas, que veían como el pueblo prestaba más interés al envoltorio que a lo fundamental, contribuyendo decisivamente para reducir estos fastos en siglos posteriores.
En esta época, las cofradías hacían alarde de recursos para conseguir una mayor vistosidad de la fiesta y su procesión, contratando danzantes foráneos. Y aquí es donde encontramos las primeras referencias a los danzantes de Lastras. Nuestros paisanos danzantes y su tamborilero son contratados en 1626 para acompañar las fiestas de la cofradía del Rosario. Fuentenebro nos informa que se les paga ochenta reales “con tamboril y romance y demás personas que para ello fueron necesarias”. Además, se gasta catorce reales en darles de cenar la víspera de Nuestra Señora y la comida de despedida el día de San Roque.
Debieron tener éxito los lastreños, ya que al año siguiente cobran 100 reales y 10 el tamborilero. Estos apuntes contables se repiten años posteriores, por lo que la presencia de estos danzantes en Cantalejo no fue un hecho puntual, sino que se mantuvo en el tiempo de manera habitual, siendo las primeras noticias de la existencia de danzas rituales en Lastras.
En 1627, además del cobro de 100 reales por los danzantes de Lastras, se comenta un hecho significativo, que no danzaron las gitanas de nuestro pueblo. Esto nos hace pensar que en años anteriores habían contratado a mujeres de Lastras para realizar la danza de gitanas. Esta danza estaba muy de moda en aquella época, realizándose por mujeres gitanas, pero también por mujeres y niñas que no pertenecían a esta etnia. Por el rastro dejado en la contabilidad de las cofradias de Cantalejo, las mujeres de Lastras tenían cierta destreza en el ejercicio de esta danza. Sin embargo, no sabemos si estos apuntes contables se refieren al pago a auténticas gitanas que vivían en Lastras o a mujeres de nuestro pueblo que ejecutaban la danza sin pertenecer a esa etnia. Parece deducirse más bien lo segundo, ya que en otras ocasiones se refieren a mujeres y niñas para su ejecución.
Estas danzas de gitanas eran muy populares y se realizaban por buena parte de la provincia. No sabemos en qué consistían ya que no hay una descripción de ellas, desapareciendo tal denominación a mediados del siglo XIX. Fuencisla Alvarez, en sus investigaciones se cuestiona si subsisten bajo otra denominación o que pudieran estar relacionadas con las cintas o el cordón.
Sea como fuere, parece que los apuntes contables de Cantalejo demuestran la existencia de un grupo de mujeres lastreñas que ejecutaban la danza de gitanas y que además lo hacían en otros pueblos a cambio de una remuneración.
Unos ciento cuarenta años después, en 1765, volvemos a encontrar rastro de danzantes en Lastras, pero esta vez ya sí en nuestro pueblo. Por aquella época, una de las fiestas más significativa era el Corpus. Como en muchos otros pueblos, ese día era de celebración y fiesta en su procesión. La cofradía encargada de hacer la procesión era la del Santísimo Sacramento, y de ella se conserva un libro de cuentas.
En el año de 1765 se anota un gasto: “Refrescos… Cuatro r(eales) de un refresco dado a los danzantes el día del Sr y año de 765… d0004”. Este gasto aparece anualmente de una manera regular, por lo que podemos acreditar la existencia de danzantes en la procesión del Corpus hasta el año 1841, aunque seguramente se seguiría danzando en los siguientes años. Esta propina o compensación a los danzantes es habitual en esta época en numerosos pueblos de la provincia. Por refrescos debemos entender vino, pastas o incluso algo más, como puede ser la comida o merienda servida a los danzantes. Es curioso que para rastrear las danzas, la mejor aproximación se hace a través de los libros de contabilidad.
Con las investigaciones de Montenebro y las encontradas en Lastras podemos acreditar la existencia ininterrumpida de danzas en nuestro pueblo desde el primer tercio del siglo XVII hasta la actualidad, aunque a buen seguro, vendrían de tradiciones anteriores.
Es interesante constatar que en esta época no existe ninguna referencia a danzas rituales en el culto a la Virgen de Salcedón, lo que sí se da en la actualidad. Las manifestaciones religiosas en torno a la ermita tenían un carácter rogativo o de petición que contrasta con el festivo del día del Corpus. ¿Cómo se produce este traslado de una ceremonia rogativa a otra festiva? No lo sabemos. Hay constancia de danzas el día del Corpus hasta mediados del siglo XIX, momento en el que la cofradía parece cesar su actividad o al menos, se deduce sustancialmente. Este deterioro de la actividad de las cofradías no sólo se da en Lastras, sino que es un movimiento general en la provincia y pudiera coincidir con el auge de las romerías marianas.
Otra pregunta que nos debemos hacer es qué tipo de danzas se danzaban en aquella época y si estas tienen relación con las actuales o se derivan de aquellas. Como es natural, los libros de contabilidad no describen la danza o danzas que se representaban. Tampoco se mencionan en el libro de la Cofradía la danza de gitanas que mucho tiempo antes se representaba por mujeres de Lastras en Cantalejo. Por el apunte contable poco podemos deducir más, salvo que en el siglo XVIII, en la procesión del Corpus de Lastras ya sólo danzaban hombres, ya que no se mencionan mujeres. Tampoco podemos estimar el número, aunque por la composición de otros pueblos parece que podría ser ocho.
Sabemos que en otros pueblos, se adornaba la procesión del Corpus, deteniéndose en los distintos altares distribuidos por el pueblo y practicando la danza de palos, pero también había otras danzas ya desaparecidas. En este sentido, los paloteos son las representaciones que mejor han pervivido, quizás por una estética o escenografía más actual, teniendo un gran desarrollo en la provincia en la actualidad, pero no podemos olvidar, por ejemplo, las danzas de gitanas, hoy desaparecidas, que rivalizarían o eran más populares en los siglos XVII y XVIII. En todo caso, debemos suponer que hay un hilo conductor de aquellas danzas con las actuales.
Conviene reseñar que no conocemos la música de acompañamiento de estas danzas, si es que la hubo. Sabemos que en 1632 se contrata en Cantalejo a los danzantes de Lastras, se les da comida y cena por 38 reales y 12 maravedíes y se paga además 8 reales al tamborilero. ¿Es posible que la danza sólo fuera acompañada del tamboril? En Lastras se menciona en alguna ocasión la compra de cascabeles, que solían ir cosidos o atados a los ropajes. Esta parece ser una costumbre muy extendida en estos siglos. El movimiento de los danzantes produciría el sonido de los cascabeles. Curiosamente estos cascabeles han desaparecido de la tradición por completo. En general, los gastos de los músicos eran cuantiosos y no se anotaban si era un miembro de la cofradía el que tocaba, ya que al ser miembro lo hacía como aportación a la misma, pero en la contabilidad de la cofradía de nuestro pueblo no hay rastro de dulzaina ni de tamboril. La no referencia a la dulzaina es normal, ya que según Fuencisla Alvarez, aparece sus primeras menciones a finales del siglo XVIII (1793), que es cuando este instrumento se introduce en la provincia, pero el tamboril sí podía haberse mencionado si hubiera habido gasto, máxime cuando los danzantes de Lastras, tenemos constancia que sí lo usaban.
En 1833, por el Libro de Matricula, conocemos la existencia de un dulzainero profesional viviendo en Lastras. Se trata de Lino Sanz, nacido en nuestro pueblo y descendiente de una familia de Villaseca. Por esos años, bien pudiera haber acompañado la danza este dulzainero y al ser del pueblo y posiblemente cofrade, y así no aparecer su trabajo como gasto, pero esto sigue siendo una suposición y no justifica la inexistencia del gasto durante los decenios anteriores.
También tenemos noticias sobre la indumentaria, que a buen seguro sería muy diferente al actual modelo napoleónico que se ha implantado en buena parte de los pueblos como traje típico.
En 1771 se anota un apunte contable en las cuentas de la cofradía que nos aporta más información, “Libreas… Veinte rs (reales) Alquiler de libreas para los danzantes en función del Sr (Señor)… 0d020”. Este apunte se hace recurrente año tras año hasta 1806. A partir de ese año se acumulan los gastos de la danza en un solo apunte de 24 reales de gasto, “Veinticuatro rs(reales) importe del refresco acostumbrado y Danza del día del Corpus”. De estos apuntes podemos deducir el protagonismo que tenía la danza el día del Corpus, ya que era el principal gasto y la uniformidad de los danzantes con el alquiler recurrente de libreas.
Las libreas eran una especie de casaca que utilizaban los criados de grandes señores. Estas libreas eran alquiladas, en general, a otras cofradías, para las que suponía un ingreso extra. Se supone que el alquiler de estas libreas daría más vistosidad a las danzas y por lo tanto a la procesión. También desconocemos si estas libreas iban adornadas para la ocasión con los cascabeles que hemos mencionado antes.
Las anotaciones de Lastras del siglo XVIII concuerdan con otros pueblos cercanos como Cantalejo, Torrecilla o Turegano donde también se danzaba con libreas.
La investigación de Fuentenebro nos vuelve a ayudar en esta materia, ya que ha acreditado que en 1626 los cofrades de Cantalejo y Lastras alquilaron conjuntamente los vestidos de comediantes y danzantes en Valladolid. Por su alquiler se pagó 103 reales a los que hubo que sumar doce reales para que los mayordomos de ambas cofradías fueran a buscarlos a dicha ciudad. Esta relación se mantiene hasta 1639. Esto demostraría que ya existiría la costumbre de alquilar trajes para danza en Lastras con mucha anterioridad a lo corroborado en los libros de contabilidad de nuestra cofradía. Lo que no podemos asegurar es que las libreas alquiladas en el siglo XVIII eran el mismo tipo de prenda alquilado un siglo antes o si la indumentaria cambió.
Este apunte contable de la cofradía de Cantalejo nos abre el interrogante si en nuestro pueblo también había representaciones teatrales en la fiesta del Corpus, cosa de la que no tenemos noticias en la contabilidad de Lastras.
Por lo que vemos, en el tema de las danzas rituales hay más preguntas que respuestas. Para los que quieran profundizar más en los temas tratados en este artículo recomiendo dos libros que me han ayudado mucho:
“Cantalejo. Creencias y mentalidades” de Francisco Montenebro, donde se hace un repaso muy exhaustivo de vida de las cofradías en los últimos cuatro siglos y su papel en la sociedad de Cantalejo; y
“Danza y rito en la provincia de Segovia” de Fuencisla Álvarez, profundo trabajo de investigación sobre la danza ritual en nuestra provincia.
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Imagen de cabecera: Corresponde a la representación de una romería de los años postreros del siglo XVII en Méntrida. Vemos a la cuadrilla de danzantes ejecutando una danza de castañuelas, al son de la flauta de tres agujeros y el tambor que hacen sonar un único músico. Van ataviados con libreas, siguiendo la costumbre tradicional. web danzantes de Méntrida