Los pilones eran algo esencial en la vida de un pueblo, para los que somos más jóvenes ahora nos pueden parecer mazacotes de piedra llenos de agua e incluso vacíos o sucios, pero hasta hace 50 años eran esenciales para poder dar de beber al ganado. Por eso, aunque es normal que haya pilones dentro de los propios pueblos es también común encontrarlos en las afueras. Sin embargo, la mayoría de las veces cuando no se dejaron como algo “decorativo” se intentaron utilizar como fuentes de agua. Es el caso de algunos de los pilones de Lastras de Cuellar, que cuando cayeron en desuso por la falta de ganado se tallaron y con sus piedras se construyeron algunas de las fuentes que hoy hay dentro del pueblo.
Las fuentes eran tan importantes como los pilones o más puesto que su función era la de surtir de agua a la población. Ahora abrimos un grifo y ahí lo tenemos, de hecho, cuando no lo tenemos durante un momento y se va el agua porque «lo cortan» para hacer algún tipo de arreglo en la red nos ponemos muy nerviosos y medio pueblo se pone en caos rellenando garrafas y bañeras. Sin embargo, no hace tanto el agua no llegaba hasta las casas y si llegaba puede que no llegara el suficiente. Podemos preguntar a nuestras abuelas, muchas veces las niñas cuando llegaban del colegio se tenían que ir a llenar el botijo a la fuente.
Pero las fuentes tenían muchas más funciones que la de surtir de agua (y en parte por eso tenía ganas de escribir sobre este tema). Han sido durante muchos años ignoradas por los estudios de la Historia, muchas son simples piedras talladas de manera tosca o poseen unos pocos caños, no son artísticas, por lo que parecían no tener interés en los estudios académicos. Sin embargo, desde hace unos años se han puesto en valor y las fuentes han sido el objeto de estudio de innumerables trabajos, entre sus aguas y sus piedras hay siglos de historias, de costumbres y de tradiciones. Las fuentes en el pasado eran un lugar de reunión para la mayoría de la sociedad como lo han sido hasta hace años y entorno a ellas se hacía mucho más que llenar cántaras y botijos.
Algunos de los trabajos más interesantes están ligados a la Historia de la Mujer y la Historia de Género. Desde la Antigüedad la mujer ha sido apartada de la escena pública y mucho más de la escena económica y política, tradicionalmente su lugar eran los trabajos domésticos, entre las paredes del hogar. Hoy nos puede parecer absurdo, pero desde la Edad Antigua, pasando por la Edad Media y hasta mediados del siglo pasado, las fuentes y los lavaderos, normalmente lugares a los que en su mayoría iba población femenina, se convertían en un espacio donde esta mitad de la población a menudo ignorada o apartada de la escena pública podía interactuar, intercambiar opiniones; charlar en definitiva. No obstante, tampoco quiero decir que las fuentes se convertían tan solo en el periódico de la época o un lugar de chismorreos y cotillas; eran mucho más.
En torno al sonido de sus caños era común en la Edad Media que se realizasen pequeños tratos comerciales, se compraba y se vendía e incluso había profesiones que se basaban en que en los lavaderos hubiera agua ya que había mujeres dedicadas a este oficio de lavar la ropa. Los más jóvenes, los niños, podían jugar con su agua. También podemos observar en los documentos históricos hechos que corroboran las personas mayores, ya que como eran muchas veces las chicas las encargadas de lavar y llevar el agua a casa, era común ver a jóvenes, mozos del pueblo, que iban a verlas e incluso algunos novios, para poder quedar sin que los padres los vieran quedaban en torno a las fuentes, quedando el agua como excusa para poder verse.
Por todo ello, tras quitar los lavaderos de la Poza, invito a visitar la Fuente del Huerto de parte de aquellos lastreños curiosos que se quieran acercar a dar un paseo a observar cómo eran los lavaderos y pensar en todas la Historia que se ha generado entre esas piedras.
Sin embargo, en estos mismos documentos históricos también encontramos relatos no tan tiernos. Los documentos también hablan de conflictos, discusiones e incluso violaciones ya que en algunos casos al tratarse de un lugar donde solían ir solo mujeres (como en algunas fuentes o especialmente en los lavaderos) había hombres que iban para poder realizar este deleznable delito.
Y es que, de hecho, pocos pueblos tienen una Historia tan ligada al agua y a las fuentes como Lastras de Cuellar. Por supuesto desde siempre los pueblos y los asentamientos humanos se han hecho en torno a una fuente de agua, el agua ha sido un elemento indispensable a lo largo de la historia, todos han tenido un lugar de donde sacar agua, pero la filiación de Lastras con sus fuentes es muy grande.
En el término actual de nuestro pueblo existieron cuatro pueblos diferentes, todos ellos ligados a un surtidor de agua (ya fuera la fuente de San Esteban, la de Salcedón o el río Cega), de hecho me parece curioso que del despoblado de Salcedón además de la fuente del mismo nombre aún conservamos su iglesia (presumiblemente pudo ser el origen de nuestra actual ermita), sin embargo, de Santiesteban del pinar lo único que en la actualidad se conserva es la fuente de San Esteban, lo cual creo que invita a reflexionar a cerca de la importancia de estas.
Fuente san Esteban
También se han forjado leyendas religiosas, en el pasado cuando las lluvias no eran abundantes en los pueblos de Segovia había tradición de meter un santo o una pequeña figura de una virgen (e incluso reliquias) en una fuente concreta. De hecho, durante estos días lluviosos era común encontrar a gente mayor que decía “habrá que sacar al santo” haciendo referencia a que si seguían las lluvias era porque se les había olvidado sacar esta figura de la fuente.
En muchos pueblos esta tradición ya se ha perdido, no se hace por respeto a las imágenes o bien porque se ha perdido esta relación tan íntima que antes existía entre la meteorología y el pueblo ya que la mayoría de los habitantes de estos pueblos vivían del campo. En contraposición existen pueblos en que esta tradición de “meter al santo” se ha convertido en toda una festividad con un día concreto y ningún año falta esta cita.
En el caso de nuestro pueblo, Lastras de Cuellar, hay una pequeña talla de Santa Elena que la gente llama la Pedigüeña porque solía meterse en una fuente llamada la de Salcedón, cercana a la ermita de la Virgen de Salcedón. En torno a ella existe una leyenda que dice que en una época de sequía se metió la imagen en el agua para pedir que lloviera y comenzó a llover, pero tras días enteros lloviendo y temiendo por que se estropease la cosecha se fue de nuevo a la fuente y se descubrió que una astilla de la santa se había quedado flotando.
Pero el agua no solo es importante dentro del pueblo, entendiéndolo como ese lugar donde están las casas. El agua también era importante en el campo: para el ganado era necesario a los pastores que tenían que dar agua a sus ovejas mientras sacaban éstas a pastar, las vacas (que eran comunes en muchas de las casas de nuestros padres y abuelos) se iban a pastar a un prado húmedo, muchas a los Porretales donde el agua del Cega es un elemento indispensable. Por su parte, los agricultores en el campo necesitaban un lugar donde beber, al igual que los resineros (aquellos que han vivido y trabajado toda su vida en el campo y el pinar siempre han sabido y conocido perfectamente donde estaban los manantiales)
El rio Cega
Y para finalizar, qué decir sobre la importancia del agua del río Cega, que desde hace siglos ha dado a Lastras muchos peces pero sobre todo, muchos cangrejos. Todavía quedan en sus riberas los restos de antiguos molinos de harina movidos por sus aguas, las mismas aguas que en la actualidad mueven las turbinas que dan la luz al pueblo.
De hecho, creo que el puente Cega es un símbolo de la importancia del rio, hoy en día no nos damos cuenta e incluso podemos enfadarnos porque no caben dos coches y nos toca esperar, pero cuando se construyó en la Edad Media eran tan importante que se pagaba un impuesto para cruzarlo y suponía una frontera política de la Villa y Tierra de Sepúlveda, y por supuesto es un símbolo de Lastras inspirando numerosas estrofas y hasta una parte de nuestro escudo. El agua es y ha sido siempre un bien muy preciado cuyo valor ha ido más allá de la fuente de la plaza.
Este artículo estuvo publicado antes en un grupo de Facebook, pero le he hecho pequeños cambios para publicarlo aquí, donde seguramente llegue a más lastreños y lastreñas. Espero que os guste y que podáis ver las fuentes de otra manera e invito a todos a que si se dan un paseo por las cercanías o los caminos que todos conocemos lo hagan hasta los lavaderos de fuente del Huerto, la de San Esteban o la de Salcedón.
Un comentario
Dentro del pueblo existían otras dos fuentes, la que llamábamos «de la manivela», frente a la pista de abajo, y la de «los botones», unos cien metros más abajo, de la que se decía que su agua no era muy buena. Y había una más, también de manivela, en la última calle hacia el oeste, desde la que se enlazaba con el camino viejo de Cuéllar.