En las tierras que la Unión Resinera alquilaba a los vecinos de Lastras existió un gran pino Albar famoso en toda la comarca por su gran tamaño conocido como el pino de la marquesa.
Emiliano de Lucas nos recuerda su existencia a través de este poema en romance.
EL PINO ALBAR (EVOCACIÓN)
A mi padre, in memoriam
El pino de la marquesa
es un árbol sin igual,
con un tronco tan enorme
que no pueden abrazar
ni entre cincuenta gigantes
abiertos como un compás.
Bajo el dosel de sus ramas
dicen que se escucha un mar,
con las olas, las espumas,
que como vienen se irán
en un caballo de viento
del color del azafrán.
Dicen que se ve su copa
desde la Aldea Real,
y es un paraguas enorme
que ni entre veinte danzantes
lo consiguen abrazar.
Al pino de la marquesa
ha llegado una torcaz,
las piñas han madurado
y el pichón hambriento está,
pero un águila se acerca
y en un estruendo final
la paloma no es paloma
solo un despojo sin más.
Allí se quedan sus plumas
volando hacia el arenal,
los pichones en el nido
pipan un aire sin pan.
Ay, pino de la marquesa,
pino ancho, pino albar…,
con las hachas relucientes,
¿¡quién te derribará!?
No son las hachas traidoras
sino el cruel vendaval,
que a su copa zarandea
con esa furia sin par.
Ya no guardará palomas
en su seno maternal,
que ahora sin refugio quedan
huérfanas en su orfandad,
ni madurarán las piñas
que dan gusto al paladar.
Al pino de la marquesa
lo ha tronchado un huracán,
pero quedará el recuerdo
de su porte sin igual,
y las historias que cuentan
los ancianos del lugar.
1 de abril 2018
EMILIANO DE LUCAS