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La cruz del soldado Martín Cabrero Gil

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El servicio militar acabó hace más de veinte años y hoy en día es difícil ver soldados por las calles volviendo de permiso a sus pueblos, pero hace años, era muy común encontrarse a los popularmente llamados quintos de camino al reencuentro con sus seres queridos, para pasar las fiestas navideñas.  Nuestra historia trata de eso, del regreso de uno de estos soldados, que en la navidad del año 1852, solicitó permiso para pasar los últimos días del año junto a sus familiares en su pueblo, Lastras de Cuéllar.

El verano pasado, de forma casual oí hablar por primera vez de una cruz dedicada a un soldado cerca del prado de Santa María.  Como nunca había oido hablar de ella pregunté a varias personas de mi familia y me dijeron que en efecto, “junto al prado existía una cruz dedicada a un soldado que murió después de beber agua en el rio ….”

Sorprendido por la historia, de la que no tenía la menor idea, pero que parecía ser conocida por mucha gente me propuse encontrar la cruz e investigar que podía haberle ocurrido a nuestro paisano para terminar sus días sin poder alcanzar su objetivo de llegar al pueblo.

Martín Cabrero Gil, que así se llamaba nuestro protagonista, nació en «La Lastra, jurisdicción de la villa de Cuéllar» el 18 de noviembre de 1826, hijo de Francisco Cabrero y Catalina Gil fue declarado soldado  el 1 de diciembre de 1846 para cumplir los siete años de servicio militar previstos según la ley en vigor (2) estando destinado en en el regimiento de artillería de Segovia. El 20 de diciembre de 1852 le sería concedido un permiso para pasar los días de navidad en Lastras de Cuéllar.  

Poco antes de llegar al prado de Santa María cayó desplomado junto al arroyo Madre  o de Navacedón. Ni su certificado de defunción ni el informe oficial nos indican que pudo ocurrir. La historia que ha pasado de boca en boca tan solo nos habla de que algo le sucedió tras beber agua en el rio. El lugar donde se encontró el cuerpo, apartado hoy en día de cualquier camino, era el camino principal de acceso al pueblo. Hay que recordar que la carretera que hoy conocemos desde el rio tiene su origen a principios del siglo XX (1) por lo que nuestro protagonista utilizó el camino real que desde el puente Cega partía en dirección a Torrecilla y que a la altura del prado se dirigía a Lastras. 

A las once y media de la mañana del día 21 de diciembre el alcalde del pueblo, Gabriel de Frutos recibió del cura de la localidad, Antonio Perez, la noticia de que junto al prado de Santa Maria se había encontrado el cuerpo de un hombre, vestido de militar.  El alcalde, el cura, el sacristán, el cirujano y dos testigos, se presentaron en el lugar.  Según consta oficio  enviado a su Regimiento lo que encontraron fue:  “en una tierra de Juan Herrero Martín, sembrada y como a distancia de seis varas de dicha cañada, se halló un gorra de suerte con la señal de ser de artillería y como tres varas más adentro se haya un pañuelo de colores ordinario y como a la distancia de seis varas más adentro y dentro del dicho arroyo se halló un hombre vestido de militar, tendido a la larga boca abajo, un poco inclinado sobre el costado derecho, con el carrillo de dicho costado hundido en el agua, que esta le cubría hasta por encima de la mitad de la nariz, igualmente el carrillo del lado opuesto y su postura era la cabeza reclinada entre el poniente y mediodía y los pies entresaliendo …”  Tras comprobar que estaba muerto y que no tenía ninguna herida a la vista certificaron  su muerte.

Al día siguiente  “después de celebradas las ceremonias religiosas, fue conducido al campo santo de este pueblo en donde ya estaba hecha una fosa para su colocación, cubriéndolo de tierra y poniendo por señal a cada esquina un canto grande y medidas por pies la distancia que hay de la sepultura a la pared, para todo lo cual fueron testigos Francisco Remondo y Gabriel Polo de esta vecindad y otros varios vecinos si fuera necesario…” 

Coordenadas de la cruz

https://goo.gl/maps/DX2QDGgDTQnCtxNz7

Notas:

(1) La Carretera de Lastras de Cuéllar

(2) El servicio militar obligatorio

Agradecimientos:

Archivo General Militar del Ejército de Tierra

Felix, Mikel y Santos

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