Sin lugar a dudas el gran desconocido del patrimonio histórico de Lastras de Cuéllar es el Palacio de La Serreta. Si bien es cierto, que poco queda de aquella construcción mandada edificar por el I Duque de Alburquerque en 1490 sobre un atalaya de vigilancia en la ladera del rio Cega., no lo es menos que su presencia ha marcado el devenir histórico y en muchas ocasiones económico del pueblo.
Diversos incendios y reconstrucciones han transformado un edificio, que sin embargo mantiene tras quinientos años el uso para que el que nació.
Históricamente no siempre fueron fáciles las relaciones con sus vecinos de la Lastra , San Esteban y Hontalbilla. Diversos escritos y ordenanzas de la Tierra y Villa de Cuéllar atestiguan dicha relación. En numerosas ocasiones el Duque recibe las quejas de sus vasallos por los destrozos ocasionados por los animales de caza en las tierras de cultivo y las continuas disputas entre los guardas de la finca y los vecinos. (1)
En las Ordenanzas del Bosque de la Serreta de 1511 se delimita la extension de la finca y se detalla la riqueza vegetal y su riqueza faunistica a la vez que se se prohibía expresamente la caza, el aprovechamiento de la madera y la entrada de ganado en el bosque. El aprovechamiento de la riqueza de la finca y su uso en exclusividad quedaban pues reservados al Duque de Alburquerque y sus invitados bajo pena de severas multas.
Tampoco fueron fáciles las relaciones con la Unión Resinera que llevaron al palacio a una completa ruina y lo convirtieron en simple almacén de materiales.
En tiempo más cercanos, con su compra por particulares y su posteriores transformación en residencia de lujo, el palacio a ha recuperado su antiguo esplendor conservando aun hoy su particular belleza y su inmejorable situación. A la vez, la recuperación de la finca, en su actividad agrícola y ganadera ha permitido revitalizar un espacio único en la zona con un biodiversidad mas que notable.
El pasado verano de 2017 la finca de la Serreta aparecía de forma sorprendente en diversos medios de comunicación debido a un supuesto proyecto de construcción de un complejo turístico en sus terrenos.
También fue noticia el proyecto de construcción de una presa en el rio Cega el cual afectaría tambien los terrenos de la Serreta, proyecto que ahora mismo se encuentra en fase de redacción del anteproyecto.(2)
Aprovechando la ocasión y gracias a la Tesis Doctoral del arquitecto Juan Armindo Hernandez Montero, el cual amablemente nos ha permitido reproducir, realizada en mayo de 1994 sobre «La arquitectura de la Casa de Alburquerque en el Marquesado de Cuéllar» hemos querido trazar una breve historia sobre la finca y el palacio desde su nacimiento en el siglo XV hasta la actualidad.
El BOSQUE DE LA SERRETA
1.- Situación.
Dentro de la Comunidad de Tierra y Villa de Cuéllar en el término municipal de Lastras de Cuéllar se encuentra un paraje de pinares siguiendo las riberas del rio Cega, denominado Bosque de la Serreta.
Situado a una distancia de 26,10 km. de la villa de Cuéllar y a 2,60 km. del propio núcleo urbano de Lastras de Cuéllar, tiene de coordenadas geográficas 0o 27′ de longitud oeste y 40° 17’de latitud norte.
Para visitar el Bosque de la Serreta desde Cuéllar, tomamos la carretera nacional N-501 hasta el cruce con la comarcal C-112 situada a 2 km. de la villa. Continuando por esta última hasta hontalvilla, vamos por la carretera local a Lastras de Cuéllar, desde allí seguimos por el camino que lleva a Zarzuela del Pinar, a 2400 m. aproximadamente nos encontramos con un cartel que dice «Prohibido el paso, coto de caza privado», estamos ante el acceso al Bosque. Ya dentro de éste siguiendo por otro camino a unos ochocientos metros aparece el conjunto arquitectónico del palacio, ermita, viviendas y granja.
Pascual Madoz al describir Lastras de Cuéllar y su término dice «…Confina el TERM. N. Hontalvilla; E. Zarzuela del Pinar; S. Aguilafuente y O. Torrecilla del Pinar; se extiende una legua por N. y 1 1/4 por E., S y O y comprende un despoblado titulado San Esteban, un monte pinar con el nombre de Quemados y el Bosque de la Serreta, en donde hay un palacio; le atraviesa a distancia de 1/4 de legua del pueblo del rio Cega sobre el que se encuentra un puente en el que se paga portazgo;…»
En la actualidad, junto con el puente del rio Cega del camino hacia Aguilafuente y dos molinos harineros que menciona P. Madoz, existen en la ribera el Puente del Ladrón en el camino hacia Zarzuela del Pinar, otros molinos harineros llamados Cega, Peña del Ladrón y del Cura y una antigua fábrica de paños, estando todos ellos prácticamente fuera de uso.
Aguas abajo encontramos el pantano del Bodón Ibienza.
2.- Descripción general.
Al salir de Lastras, dejando una tierra amarillenta de trigales, penetramos en una zona de pinos que va densificándose lentamente y a poca distancia podemos ver el acceso al Bosque. Ya dentro del pinar, en la colina o espigón del altiplano aparecen los edificios históricos junto al centro de actividades agrícolas. A partir de aquí la geografía ondulada se precipita hacia el sur en donde el rio Cega divide en dos el Bosque y estructura con su desgaste milenario todo el paisaje. Puede apreciarse como la mano del hombre ha devastado lentamente el arbolado, reduciéndolo a una franja a ambos lados del río y esquilmado toda su fauna.
El conjunto de actividades agrícolas está dedicado a la plantación de remolacha y cereales, a la explotación de los pinares para obtener resina, piñones y leña, y también como coto privado de caza.
En la actualidad el conjunto de edificios del Bosque de la Serreta, está compuesto por un recinto de naves agrícolas de construcción reciente, un edificio de gran volumen o palacio hoy sin uso específico al no estar habitado, unas edificaciones adosadas para guardar aparejos de labranza formadas por una nave de garaje y dos antiguas casas deshabitadas, y un pequeño edificio o antigua ermita de San Diego habilitado para vivienda.
El conjunto a nivel artístico lo forman, en primer lugar, el antiguo palacio del siglo XV y la ermita de San Diego del XVI, y en segundo lugar las casas de guardeses y caballerizas, esta última desaparecida, también de los siglos XV-XVI. A estos últimos edificios, ya en el siglo XX, les añadieron las naves agrícolas y poco después habilitaron para viviendas el palacio y ermita.
3.-Investigación histórico-artística.
El primer asentamiento realizado en el Bosque de la Serreta, debió estar ubicado en el lugar que ocupa el palacio actualmente, allí construirían una pequeña torre al borde del altiplano mirando hacia el cauce del rio Cega y al bosque de pinos de su cuenca. Esta edificación tendría la finalidad de vigilar todo su entorno, a modo de avanzadilla, y servir de enlace en las comunicaciones con los castillos y otras torres de la zona.
Aunque no hemos encontrado, hasta la fecha, ningún tipo de documentación del antiguo asentamiento o torre vigía, sin embargo existe una clara relación con la línea defensiva del rio Cega, de la que formaba parte junto con los castillos de Perosillo, Cantalejo, Iscar y Cuéllar, y con los asentamientos monásticos de Contodo en el rio Cerquilla y de Samboal.
Debió construirse la citada torre, cuando Alfonso VI conquistó Cuéllar el año 1094 y fue repoblada la villa por el conde Ansúrez , estableciendo una línea defensiva siguiendo el cauce del rio Cega. Años más tarde Cuéllar dejó de ser frontera, a partir de entonces debieron utilizar la torre como refugio de caza, al encontrarse en un magnífico marco geográfico por su riqueza forestal y abundancia de venados y todo tipo de aves.
Los únicos restos constructivos que existen de la primitiva torre se hayan en los propios muros del palacio, en su lado oeste y parte del lado norte. Estos restos pueden identificarse exteriormente por los sillares de esquina empotrados que definen un antiguo ángulo, hoy desaparecido, hasta la esquina actual de los lados norte y oeste, y en el interior también es posible reconocer el muro de carga primitivo que presenta un hueco tabicado el cual debió ser la puerta de acceso. Todo ello forma un rectángulo de 10,30 x 5,57 m. (37 x 30 p.c.) y su antigua distribución era en dos alturas, teniendo en planta baja el acceso y el establo, una estancia en planta primera y la cubierta plana de vigilancia.
La villa cuellarana vuelve a tener relevancia cuando el rey Enrique IV dona la villa y su tierra a Beltrán de la Cueva el año 1464, este hecho repercutió considerablemente en toda la comunidad e hizo que el Bosque de la Serreta cobrase importancia al ser un lugar privilegiado para la caza.
También destacó la Serreta por su proximidad al palacio de verano de Buengrado, convirtiéndose en el sitio ideal para las reuniones de la nobleza castellana en torno a Beltrán de la Cueva y al propio rey.
Viendo el duque la necesidad de disponer de un edificio más en consonancia con su categoría y la de sus ilustres invitados, decidió construirse un pequeño y sobrio palacio de caza aprovechando parcialmente la torre existente. El edificio refleja gran sobriedad en planta baja, sin embargo engalana la planta primera con una magnífica galería de arcos escarzanos. Junto al palacio en su lado norte levanta otro edificio con una sola vivienda para los guardeses y al sur de ambos otra construcción dedicada a caballerizas.
La fecha de construcción del palacio podemos situarla en torno al año 1490, dos años antes de morir el duque Beltrán, siendo terminado el edificio en tiempos de su hijo Francisco quien colocará a cada lado de la galería el blasón Cueva bordeado por las aspas papales y el de Mendoza en fachada sur, y en la norte el de Toledo por su mujer. Ambos blasones están bordeados por alfiz apoyado en ménsulas de puntas de diamante estando coronados, cuyos diseños son característicos del siglo XV.
La galería de planta primera del palacio de la Serreta, es un magnífico ejemplo de las galerías porticadas de finales del siglo XV, de las que encontramos varios ejemplos en Cuéllar como el Estudio de Gramática, Hospital de la Magdalena, claustro de dos plantas del convento de Santa Clara, ventanas pareadas y acceso del pórtico de la iglesia de San Miguel, existió otra traza similar en el alzado norte de La Armedilla y posiblemente en el palacio de Buengrado. De todos esos ejemplos consideramos como los más antiguos la de la Serreta y el Estudio de Gramática, que pueden fecharse anteriores al año 1492 al no presentar en su decoración sarta de bolas.
La sencillez de las trazas de la Serreta, puede entenderse perfectamente por ser un edificio de poca importancia dentro del conjunto de obras arquitectónicas desarrolladas por Beltrán de la Cueva. Entre éstas destacan la ampliación del castillo-palacio, el panteón familiar de San Francisco, etc. y otras en Mombeltrán y Ledesma. Sin embargo, este tipo de galería puede ser el preludio de las que se desarrollaron más tarde profusamente decoradas con sus fustes estriados en espiral con decoración de bolas, escamas o cardinas, o de sección exagonal. El arco escarzano se impuso como moda estilística cuyo cintrel de bocelón evolucionará volviéndose poligonal o estriado, decorado con elementos vegetales, bolas, etc, siendo una constante en la segunda y tercera generación de la escuela de Hanequin de Bruselas, de ellos existen magníficos exponentes en el castillopalacio de Cuéllar, palacio del Infantado de Guadalajara, colegios de San Gregorio y Santa Cruz de Valladolid, Lonja de Granada, Castillo de Belmonte, Iglesia de Santiago de Villena, Castillo de Manzanares el Real etc.
Laa vivienda de los guardeses más cercana al palacio, puede fecharse igualmente a finales del siglo XV, ya que presenta el mismo tipo de fábrica teniendo en su fachada un balcón sobre ménsulas de igual traza a las que existen en el palacio en su alzado sur y en la chimenea de planta baja. El Bosque de la Serreta continuó siendo un sitio de gran importancia para la Casa de Alburquerque, cuyos miembros lo utilizaron y disfrutaron continuamente dejando constancia de ello en numerosos escritos.
De todos ellos podemos destacar, por ser uno de los más antiguos una orden fechada en 1492 por el I duque Beltrán otorgando derechos al pueblo de Hontalvilla por los destrozos que les hace la caza en la Serreta. Otro documento algo posterior sobre la prohibición de cazar en sus tierras en época de cría que hiciere el III duque Beltrán, fechado el 4 de mayo de 1540, describe la delimitación de la Comunidad de Cuéllar, cuyo límite sur lo forman los pinares de la Serreta «…ahora en esta dicha mi villa de Cuéllar y su tierra está vedado la dicha caza conforme las dichas cédulas alrededor de esta dicha mi villa cierta parte de ella en la manera siguiente, limites siguientes desde el lugar de Ovilo atravesar la cuesta a dar a los Morales de Samboal de allí al valle arriba, por el carril, que va a Villoría, y de Villoría a las fuentes, camino de Valladolid, y de allí al agua arriba, por la Ermita del Henar el arroyo arriba a dar a Pociaque, y por detras de Pociaque o el camino de las fuentes y atravesar el valle de Parras Altas a dar en la Era y de la Era por el pie de Sta.Maria del Otero y de allí todo lo de Buengrado, y de allí a Perosillo, y Adrados, y a Hontalvilla, y a Hontariego, y de Hontariego toda la orilla del pinar a dar al Aldehuela de la Vega, y al gradero y del gradero del rio abajo hasta dar en el dicho lugar de Ovilo…, Firmado el Duque». El mismo III duque Beltrán, ordena a su mayordomo que abone «…al procurador de Aguilafuente que tiene vinos en el prado de Robledo que es cerca de la Serreta», la cantidad de 5 maravedíes por los destrozos ocasionados por los venados en sus viñas, fechado en 1545 313.
El 14 de mayo de 1549 el duque Beltrán ordena a su mayordomo que indique a su vez al tesorero Fernando de Tapia que pague a Pedro de la Fuente de Torrescárcela por la madera de los montes de la Serreta 314 «…Señor Hernando de Tapia tesorero del duque mi señor mandara a V.M. pagar a Pedro de la Fuente vecino de Torrescárcela por virtud del mandamiento del duque mi S., tocante a los descargos por esta libranza tres reales que valen veynte y dos maravedíes que nosotros averiguamos por virtud de la comisión de sus siete años constatados que se le debian dar por lo contenido de una petición en que pedia que se le pagase un triante que se le habían llevado con cierta madera del duque mi S., el cual a el le había cabido por suerte de la madera que se hizo a medias en el monte de la Serreta por orden de Alonso Velazquez mayordomo de las obras que dice que puede haber cuatro años y …, a que paguensele luego los dichos tres reales que con esta carta de pago manda el duque mi señor y a sus contadores que los hagan en cuenta, dicha en esta villa de Cuéllar a catorce días del mes de mayo de mili y quinientos cuartenta y nueve años. Firmado Hernando de Tapia y otros.» En el año 1552 se plantea un problema en relación con la prohibición de cazar en el Bosque de la Serreta, incluso es cuestionado si el duque de Alburquerque es propietario del mismo, por ello en dicho año se hace una «…consulta a los letrados D. Pedro de Bercio y Fray Vicente Varrón, sobre la propiedad del monte de la Serreta y sobre si su poseedor el señor Duque de Alburquerque podría hacer guardar caza, leña y pasto del mismo…», incluyendo dictamen de los mismos letrados en los que ratifican la propiedad y la guarda de caza, leña y pasto. Años más tarde debió cuestionarse de nuevo la propiedad, y por ello, emite un dictamen el letrado Juan de Orellana fechado el 16 de mayo de 1591 confirmando lo indicado en los dos anteriores.
Ha podido comprobarse, mediante los escritos indicados anteriormente, que el Bosque de la Serreta debió ser muy rico, hasta tal punto que llegasen a cuestionar la propiedad y el uso del mismo en varias ocasiones. Esta importancia del lugar, a nivel económico y recreativo, es ratificado con la decisión del VI duque Beltrán de la Cueva decidiendo construir una ermita y nuevas viviendas para las familias que trabajaban en las distintas tareas agrícolas y de vigilancia del Bosque, y también por la asiduidad de sus visitas.
En noviembre del año 1591 estaba construida la ermita de San Diego, para su uso el duque solicita permiso al Obispo de Segovia Andrés Pacheco, según vemos en el escrito siguiente «D. Andrés Pacheco…,Obispo de Segovia de el Consejo del Reino por la presente damos licencia y facultad para que en una ermita que el señor Duque de Alburquerque ha mandado hacer junto a su casa de la Serreta de esta mi Diócesis, se pueda libremente decir misa, con que antes que se comience a decir el capellán que su S. allí tuviere al presente. Hiciere y apruebe la licencia de el dicho lugar donde se ha de celebrar. Para lo cual le damos (mas veces) sobre que le encargamos la conciencia y con la dicha su aprobación puesta en escrito al pie de esta. Pueda dar misa en la dicha ermita en testimonio de lo cual damos esta firmada y sellada de mi nombre y sello acostumbrado y refrendada del transcrito mió secretario en la mia villa de Turegano a veynte y nueve dias del mes de noviembre de mili y quinientos noventa y un años. Obispo de Segovia. Firmado: por mandado de su Sa, J. de la Vega, Secretario.»
Dias más tarde el capellán del duque y cura de Frumales certifica la idoneidad de la ermita de San Diego para celebrar misa «Diego Francisco Sanz cura de Frumales y capellán de su Ex. el Duque de Alburquerque mi señor que conforme a la comisión de su Sa el señor Obispo de Segovia de nuestra parte contenida he visto la capilla y ermita que su Ex. tiene junto a sus casas en la Serreta esta decente y muy cómodo para poder decir en ella misa como de hoy en adelante se dirá y porque esto es asi lo firmo de mi nombre el 16 de diciembre de 1591. Firmado Francisco Sanz.» (4)
Las obras de construcción de las viviendas fueron realizadas pocos años después que la ermita, en 1596-97, según consta en los pagos que hace el contador Antonio Gutiérrez de V., por orden del VI duque Beltrán, al mayordomo de obras Antonio de Medina,318 «…mando a mis contadores o a otra cualquier persona que tomare las cuentas. A Antonio Gutiérrez de V. mi contador que le recibáis y paguéis en cuenta noventa y tres mil y trescientos y sesenta y seis maravedíes y medio que ha dado y pagado a Antonio de Medina mi mayordomo de obras en la dicha villa de Cuéllar con los cuales y mili y trescientos y veinte y seis maravedíes que se le pagaron por el recepto de penas de cámara de la dicha villa se acaba de pagar los noventa y cuatro mil y seiscientos y noventa y dos maravedíes y medio que monta el gasto que se ha hecho en las dichas obras desde cinco de septiembre del año pasado de noventa y seis hasta cuatro de enero de este presente año de noventa y ocho como parece que por la cuenta que el dicho contador,…, los cuales se gastaron en esta manera…, en las casas de la Serreta veynte y tres mil setecientos y veynte y un maravedíes y medio,…, fecho en Madrid a once días del mes de enero de mil y quinientos y noventa y ocho años. El Duque de Alburquerque.
Tomóse la razón en los libros de las cuentas de su Exa. Pedro Ochoa. Manda V.Ex3 al que tomare la cuenta…le reciba en ella XCIIIMCCCLXVI que ha dado a Antonio de Medina para las obras de las casas de V. Exa. de Buengrado y La Serreta y Fortaleza de Cuéllar y Capilla de San Francisco de la dicha villa desde cinco de septiembre de 96 hasta 9 de enero de 98.
Los venados que vivían en el Bosque de la Serreta debieron ser muy numerosos ya que continuamente efectúan pagos por los daños producidos por estos en las viñas cercanas, de esta forma en 1613, el VIII duque Francisco se ve obligado a pagar nuevos daños en las viñas limítrofes.
El año 1648 es un año desafortunado para el Bosque de la Serreta, ya que el palacio sufre un aparatoso incendio que devora todas sus cubiertas y derrumba la esquina sureste del edificio perdiéndose parte de la galería de planta primera. Las obras de restauración empezaron en el año 1656, según figura en una inscripción parcialmente ilegible, situada sobre el blasón del lado izquierdo que perteneció al II duque Francisco, en ella podemos leer lo siguiente, «Comenzóse el año de mil seiscientos cincuenta y seis siendo… P. A. Ex. S. Feo. de la Cueva» (Duque de Alburquerque el Exc° Señor D. Francisco de la Vueva).
En la misma fachada de levante, aparece una gran inscripción en piedra caliza en la que hacen alusión al incendio de 1648 y está fechada en 1660, quizás hasta este último año no fueron terminadas las obras y no fue visitado por el duque el palacio restaurado para celebrar su terminación, ya que cuatro años es demasiado tiempo para el poco volumen de obra ejecutada. La inscripción dice así:
«Este Bosque y Casa se quemó año de mil y seiscientos y cuarenta y ocho siendo Duque de Alburquerque el Excmo. Señor D. Francisco Fernández de la Cueva gentilhombre de la Cámara del Rey Nuestro S. D. Felipe IV, Capitán General de la Cavalleria Lijera de los Estados de Flandes y Cataluña y General de las Galeras de España, Octavo Duque y por orden y mandado de su Ex° se volvió a reedificar con el cuarto nuevo que también se quemo con intervención de Matheo Flores Ortiz contador mayor de sus Estados y de Pedro Arias de Alija Procurador General del Estado de los Caballeros Hijosdalgo de la villa de Cuellar y Recaudador de su Exa en ella, siendo Alcayde D. Rodrigo Velazquez del Castillo. Año de 1660.»
Pocas cosas cambiaron en el Bosque de la Serreta a partir del siglo XVIII, sabemos que siguió utilizándose para la caza y que en los libros de cuentas del duque figuran los gastos e ingresos. Así vemos que en 1784 menciona«…tiene el término del Bosque de la Serreta, con su casa, produce carbón, madera y mucha caza…»
Cuando la Casa de Alburquerque se une a la del marqués de Alcañices y de Santa Cruz, se produce un cierto abandono del patrimonio, destacando la negativa del duque a pagar las cantidades anuales establecidas al convento de San Francisco por el patronato de la Capilla Mayor, por tal motivo tuvieron varios pleitos con los monjes.
Durante los primeros años de la década de 1800, los duques encargan al arquitecto Manuel Cachorro un proyecto para reformar el palacio de la Serreta titulado por el propio Cachorro según refleja en un plano «Descripción de las Oficinas Comprendidas en este diseño, hecho el revajo del Tercero piso de la Casa de la Serreta, propio del Exmo. Sr. Duque de Alburquerque» El citado plano iluminado contempla tres plantas (primera, segunda y tercera, dos secciones, un «Perfil o Corte interior por la Línea de Latitud» y otra «Perfil o Corte interior por la Linea de Longitud» y finalmente un alzado que titula «Fachada Paralela á Oriente». En la parte inferior plantea tres columnas, una para cada planta reflejando con números el uso de cada habitación. Firma Manuel Cachorro.
Lo más significativo del proyecto de Cachorro es que habilita la planta bajo cubierta para habitaciones y modifica el acceso al edificio al plantearlo por el norte en vez de por el este como está en la actualidad. También sorprende que modifique la fachada norte planteando una simetría en cuyo eje sitúa la puerta, dos pequeñas ventanas en planta baja y en la alta reduce la galería a tres arcos y coloca dos balcones laterales. Esta simetría la refleja en la planta frente a la puerta principal.
El diseño del alzado es totalmente neoclásico por su simetría con respecto al eje y por su horizontalidad al introducir una imposta que divide las dos plantas y remata la fachada por una fuerte cornisa. Acentúa el citado eje colocando en la cubierta una buhardilla.
Las obras no debieron realizarlas al no coincidir lo reflejado en el proyecto con lo que podemos ver hoy día. Sin embargo abrieron un hueco halconera en el lado derecho como proyectó Cachorro, aunque esta intervención no debió realizarse en tiempos de este maestro arquitecto.
Junto con el plano del palacio, existió otro de un enorme palomar cuyos extremos finaliza de forma absidial, compuesto por una planta y un alzado no especificando el uso. Del palomar proyectado por Cachorro no hemos encontrado ninguna huella ni resto del edificio en la Serreta, por lo que consideramos que tampoco fue construido.
Dentro del conjunto de edificios que forman el Bosque de la Serreta destaca la antigua ermita de San Diego, situada al este del mencionado conjunto, mirando hacia los otros edificios y hacia un magnífico paisaje de pinos y encinas que tapan el cauce del rio Cega. A pesar de hallarse en la misma esplanada, fue construida a una distancia prudencial como queriendo alejar el aspecto religioso del profano, representado este último por el palacio con todas sus actividades y fundamentalmente las relacionadas con la caza.
El edificio de la antigua ermita de San Diego tiene una planta rectangular de 10,50 x 6,10 (37,5 x 22 p.c.) y una altura de cornisa de 6,10 m. (22 p.c), se ubica según la orientación tradicional este-oeste, con su puerta de acceso con arco de medio punto al oeste, sobre éste aparece un hueco o ventana de iluminación. La fábrica es de aparejo toledano con machones y verdugadas de ladrillo macizo de 30x15x3 cm., recibidos con mortero de cal, entre los machones realizaron los muros con tapial hormigonados in situ. La cubierta es de teja curva con cornisas formadas por dos hiladas del mismo material, la estructura se forma con escuadrías de madera a par e hilera sobre durmiente y con tabla sobre ésta.
El edificio de la antigua ermita de San Diego está habilitado actualmente para vivienda en planta primera y granero-almacén en planta baja. El cambio de uso debió realizarse después del incendio del palacio acaecido el 28 de abril de 1936, suponiendo una modificación del espacio interior, al ser dividido por un forjado, y de los cuatro alzados en los que abrieron nuevos huecos y cegaron parcialmente el arco de entrada. En el lado sur adosan una escalera con elementos de cornisas de piedra reaprovechadas que pertenecieron al palacio.
La recuperación del aspecto original de la ermita, tal como fue construida en el siglo XVI resulta fácil ya que las modificaciones de sus alzados son tan funcionales que no han llegado a integrarse a pesar de los años. En el alzado de acceso puede apreciarse que conserva el arco de medio punto de la puerta principal, sobre éste aparece una ventana cuya fábrica presenta un aparejo de construcción original, y a su derecha podemos observar una intervención reciente que ha cegado otra ventana simétrica a la anterior. La colocación de dos ventanas en el frente oeste resulta algo sorprendente, pero puede comprenderse ya que se hallan obligadas por el machón central de ladrillo que forma el muro de carga de fábrica toledana. Los otros alzados expresan simplemente la fábrica de ladrillo llagueada horizontalmente y revocados los macizos de tapial. El alzado sur conserva un hueco a modo de saetera en planta baja.
El espacio interior era un solo volumen con el altar al este, y revestido de yeso pintado de color blanco, según puede apreciarse en plantaa baja, todo ello estaba cubierto con una cubierta de madera vista a modo de artesa, ésta debió tener originalmente los blasones de los Cueva en el arrocabe, correspondientes a Beltrán de la Cueva VI duque de Alburquerque y a su primera mujer Isabel de la Cueva y Córdoba, a la usanza medieval y mudejar, de la que quedan testigos en varios edificios cuellaranos.
Resulta sorprendente la inexistencia de restos o testigos en el alzado principal o de acceso de algún pórtico o pequeño atrio cubierto, muy tradicional en las ermitas o humilladeros de esta comarca.
El Bosque de la Serreta continuó durante todo el siglo XIX siendo explotado en lo que respecta a la agricultura y obtención de leña de sus pinares. Sobre el estado de estos últimos, el administrador del duque Segundo Velasco en una memoria titulada «Memoria del estado en que se encuentran las fincas y los asuntos de la administración de los estados de Cuéllar al hacerse cargo de la misma en 21 de Marzo de 1894. Don Segundo Velasco Cisneros.» incluye un apartado denominado «Pinares» donde recoge lo siguiente: «Encomendada la dirección de los Pinares de S. E. al Ingeniero de Montes D. Rafael Breñosa, este Sr. con el celo é inteligencia que le distinguen, propone los aprovechamientos que en los mismos deben anualmente llevarse á efecto y el estado de conservación en que á mi juicio se encuentran, tanto el de la Serreta como el de Losañez…, es satisfactorio, desprendiéndose también que por los guardas de los mismos son vigilados ó custodiados debidamente.»
Posteriormente, la citada memoria de Segundo Velasco recoge lo siguiente en otro apartado titulado Casa-Palacio de la Serreta, «Esta Casa-Palacio solamente reclama algún pequeño reparo. La otra más pequeña, que ocupa uno de los guardas de la posesión, exije la colocación de una ventana y el arreglo de puertas, cosas ambas de necesidad por estar deterioradas y sobre no ofrecer la debida seguridad, penetran el frió y los vientos á su alvedrio por donde se les antoja.»
El año 1910 el mismo Administrador Segundo Velasco hace otra memoria titulada, «Relación detallada de las fincas o bienes rústicos y urbanos que existen en esta Administración de mi cargo y que se forma en cumplimiento de lo ordenado por la Contaduría en comunicación num°.18, fecha 13 del actual mes de Junio de 1910», en ella en su apartado 5 dice lo siguiente «Un monte, pinar y terreno de labrantío en término de pueblo de Lastras de Cuéllar de este partido judicial, denominado «la Serreta» de 1177 obradas ó 497 hectáreas, 69 áreas y 1 centiarea…» continúa diferenciando las superficies de labrantío y de monte y pinar. Más adelante dice «…, Una casa o Palacio pequeño; otra más humilde para habitación de guardas, y una pequeña Ermita;…» define los linderos y continúa con las particiones de propiedad proindiviso, de las que el 86,66610% pertenecían al duque, un 3,33310% al conde la Corzana que subastó el 21 de septiembre de 1904 y fue adquirido por el duque, otra parte igual al anterior a la marquesa de Navamorcuende y el doble de esta última cantidad a la marquesa de los Arenales.
La decadencia del palacio de la Serreta llega a tocar fondo, cuando el 28 de abril de 1936 se incendia nuevamente y la reconstrucción de sus cubiertas desfiguran la volumetría general de aquel palacio de finales del siglo XV, al cambiar las pendientes y desaparecer todas las cornisas, las cuales reutilizaron como peldaños en la escalera lateral de la antigua ermita de San Diego.
Si en el siglo XVIII comienza la decadencia política de la Casa de Alburquerque en el siglo XIX y XX fue cuando todo su patrimonio se reparte, es vendido o arruinado. El sitio del Bosque de la Serreta sigue el mismo destino, ya que en la relación de 1914 del Administrador Segundo Velasco Cisneros, no aparece por lo que fue vendido poco antes a la Unión Resinera Española, y cuya propiedad mantiene hasta nuestros días. (3)
La Arquitectura de la Casa de Alburquerque en el Marquesado de Cuéllar.
Juan Armindo Hernandez Montero 1994
El palacio y bosque de la serreta en la actualidad
Tras la compra por la Union Resinera el abandono del palacio es total utilizándose sus dependencias como simple almacén de herramientas y aperos de labranza.
En 1995 la finca es adquirida por la empresa PL-1 SA la cual impulsa la actividad cinegética , ganadera y agrícola. Tras unas importantes obras de rehabilitación en 2005 el Palacio cambia radicalmente su aspecto convirtiéndose en una confortable residencia.
En el año 2014 varios portales especializados en residencias de lujo publican el anuncio de venta de la finca. En la web de la inmobiliaria de lujo Engel & Völkers se anunciaba que las instalaciones incluian el Palacio de la Serreta, con una superficie total de 1.039 metros cuadrados y ocho dormitorios, y una casa de huéspedes de 280 metros cuadrados, incluyendo cinco dormitorios.
A finales de marzo de 2017, la Finca la Serreta aparece en diversos medios de comunicación por el interés de un grupo inversor asiático en el proyecto de convertir la finca en un enclave turístico con la plantación de viñedos incluida la bodega y restaurante para cata de vinos la construcción de un hotel rural y albergues turísticos.
Finalmente, en mayo de 2018, se confirma la compra por parte de un grupo inversor Venezolano a cuyo frente se encuentra Miguel Angel Capriles. En octubre del mismo año la finca vuelve a salir en los medios de comunicación por la celebración de la boda de la hija del dueño de la finca en sus instalaciones.
Bibliografría, notas y enlaces web
La Arquitectura de la Casa de Alburquerque en el Marquesadode Cuéllar. Juan Armindo Hernandez Montero 1994
La Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar a partir de las ordenanzas de 1546. Apuntes para la historia local de Lastras de Cuéllar. Emilio Olmos Hergueda
Video del anuncio de venta de la Serreta https://youtu.be/J_gnAQ2hzrs
Obras de rehabilitación Rivero e hijos
Notas
(1) En 1679 el Concejo y los vecinos de la Lastra se quejan ante el Duque por los perjuicios que le causaban los guardas de la Serreta. Piden como compensación por estos daños la cantidad de 500 fanegas de cereal. Ese mismo año el Duque envía un escribano para que vea lo que ocurre.
(2) Confederación Hidrográfica del Duero
(3) La fecha de la tesis es de 1994. La Union Resinera venderia la propiedad a PL-1 SA a finales de los 90
(4) La Ermita de Antón ó Ermita del Bosque tenia su propia Romería. Una gran cantidad de habitantes de los pueblos vecinos acudían el día 17 de enero, fecha de la festividad de San Antón, a la pequeña ermita, con sus bestias atalajadas con las mejores cabezadas, albardas y monturas, y daban tres vueltas a la citada ermita, de esa forma, según la tradición, los animales quedaban “vacunados” contra toda clase de enfermedades. ( La Romería de San Antón, Emiliano de Lucas )