Proyecto de Casa Ayuntamiento, Juzgados y Escuelas para Lastras de Cuéllar, 1910
Hacia 1910 ya quedaban lejos aquellos tiempos en que el Concejo se reunía “muriendo la noche de antes y a son de campana tañida” para tomar acuerdos. La reforma territorial de Javier de Burgos había eliminado tiempo atrás las viejas instituciones y los Ayuntamientos llevaban ya tiempo funcionando con normalidad.
No tenemos constancia cuando se construyó el edificio del viejo ayuntamiento de Lastras. Lo que si sabemos es que a finales del siglo XIX su estado es ruinoso. El inmueble, seguramente de una planta y edificado en el mismo lugar que el actual, ya no daba más de sí, resultando inadecuado para las funciones que se requerían en ese momento.
De esta manera, ya en 1882 Lastras solicita permiso para aplicar el ochenta por ciento de sus fondos a la construcción de una nueva casa consistorial que albergaría también las escuelas y el juzgado. Por aquel entonces, la plaza mayor debía tener un aspecto muy diferente del actual. Tenemos noticias de que en 1860, algunos espacios de la parte norte de la plaza estarían ocupados por corrales y no edificados. Sería en las primeras décadas del siguiente siglo cuando se produce un gran proceso constructivo en el pueblo, que también afectaría a la plaza, aunque las dimensiones y los espacios debían de ser parecidos a los actuales.
Para la construcción el nuevo ayuntamiento, se consideró adecuada la ubicación del antiguo, ya que era un lugar céntrico y con unas dimensiones adecuadas. Para ello habría que derribar el antiguo edificio. La descripción que se hace de la ubicación coincide con la actual, excepto en la denominación de la calle de Ramón y Cajal, que por aquel entonces se llamaba calle de la Roca.
El proyecto es encargado al arquitecto provincial Benito de Castro Rueda.(1) Lo primero que hace constar es el deseo de los responsables del Ayuntamiento de crear unos soportales en el lado este del edificio, esto es, el que da a la Plaza Mayor. Parece que el arquitecto no está en absoluto de acuerdo con esta decisión ya que subraya que no habrá espacio para situar las escuelas de niños y de niñas en la planta baja, al haber un soportal de casi 5 metros. ¡Si D. Benito levantara la cabeza y viera las generaciones de niños que han jugado en esos soportales, el refugio que proporcionó en tardes de lluvia, las conversaciones tenidas en ese lugar, o los puestos del mercadillo instalados! Seguro que no habría puesto tantas objeciones.
El arquitecto insiste en su memoria del proyecto que los ochenta niños por cada sexo que acuden de media a la escuela no caben si se sigue con la idea de construir un soportal. Sin embargo, parece que la decisión del Ayuntamiento es innegociable y a D. Benito no le queda otra opción que modificar el proyecto fechado en 1910, con numerosas variaciones con respecto a lo planificado.
La primera idea era colocar la clase de niños y niñas a izquierda y derecha de la entrada, respectivamente, pero ante la insistencia de hacer soportales, el proyecto se cambia disponiendo la entrada al ayuntamiento y la caja de madera de la escalera en el centro de la fachada con puerta a la plaza mayor. Se sitúa la escuela de niños a la derecha de la entrada y a la izquierda, el juzgado, con sala de testigos y archivo con luces al patio interior. Tanto el juzgado como la escuela se proyectan con grandes ventanales para luz y ventilación. En la segunda planta, sobre el juzgado y sus dependencias estaría la escuela de niñas, el salón de sesiones sobre la escuela de niños y sobre parte de los soportales se ubicarían además la secretaría y el archivo municipal.
Al parecer, el Ayuntamiento no tiene suficientes fondos para acometer la obra y encarga al arquitecto reducir los gastos al máximo. Se diseña el edificio con materiales económicos como el ladrillo, la mampostería y el entramado de madera para el sujetar el interior. Aún así, el proyecto se empieza a ejecutar en 1911 pero se deja la obra a medias. En esta fase se dejarían sin acometer, el salón de plenos, la secretaria y el archivo del Ayuntamiento, que provisionalmente se instalaran en el local correspondiente a la sala de testigos y archivo del juzgado. También faltaría los hierros de los balcones y buena parte de la carpintería. Con estas reducciones se estima que se puede sacar a subasta en 17.045,57 pesetas.
El proyecto tiene fecha de 20 julio de 1910, y en septiembre se realiza la subasta pública aunque la aprobación formal por el gobernador tiene lugar en abril de 1911. A las 7 de la tarde del 6 de agosto de ese mismo año, se coloca la última teja con el correspondiente disparo de cohetes y según la prensa provincial de la época “prorrumpiendo el público con alegres vivas a la bandera y al Ayuntamiento que, con sus acertadas gestiones, a llegado a construir un edificio duradero, sólido y elegante, de estilo moderno, capaz y ventilado, figurando entre los mejores de su clase en la provincia”. (1)
Quince años después, en 1926, el edificio no está terminado, pero las condiciones económicas del Ayuntamiento permiten abordar su finalización además de consolidar algunas zonas del edificio que presentan defectos graves.
Las obras de esta segunda fase consistirían en rehacer los techos del piso principal, reparar la armadura de la cubierta del edificio y acabar la segunda planta que todavía estaba sin terminar. Al parecer, los problemas presupuestarios de 1910 habían pasado factura, resintiéndose la calidad de la construcción del edificio, que se había deteriorado más rápidamente de lo normal.
En esta ocasión, el presupuesto ascendería a 13.071,73 pesetas.
Una vez realizados los trámites oportunos, a las 11 de la mañana del 12 de abril de 1926, se procede a abrir los pliegos de la subasta pública para la adjudicación de las obras. La sesión no fue del todo pacífica. El único pliego presentado a la subasta fue el de Isaac Cabrero, contratista vecino de Aguilafuente, que presentó una cantidad de 11.025,20 pesetas. Sin embargo, Isaac Cabrero protestó por la adjudicación en esa cantidad, alegando un error en el pliego y un número tachado, resultando para él que la adjudicación se debería hacerse por mil pesetas más.
El 30 de abril de 1926 se reúne en sesión extraordinaria el Ayuntamiento desestimando la reclamación del contratista. A mediados de 1927, el Ayuntamiento recibe el nuevo edificio con las obras ya terminadas.
A partir de esa fecha, el edificio ha tenido varias reformas, pronto se quedaron pequeñas las salas previstas para las escuelas, se instaló un reloj que no estaba en el proyecto inicial, se distribuyeron los espacios según las nuevas necesidades, etc. pero desde entonces preside la Plaza Mayor constituyéndose como el edificio más emblemático y representativo del pueblo.
Anexos
Proyecto de Ayuntamiento, Juzgados y Escuelas. Año 1910 – Ver pdf
Proyecto de consolidación de la armadura de cubierta y de terminación del edificio de Casa Consistorial. Juzgado municipal y Escuelas Nacionales. Año 1926 – Ver pdf
Notas
(2) El adelantado de Segovia. A las siete de la tarde de ayer, terminó el retejo de la nueva Casa Consistorial, Escuelas y Juzgado, que se construyen en este pueblo, y al colocar la bandera con los colores y escudo nacional, sobre el ángulo que remata la fachada principal, se hizo el disparo de cohetes, prorrumpiendo el público en alegres vivas á la bandera y al Ayuntamiento que, con sus economías y acertadas gestiones, ha llegado á construir un edificio duradero, sólido y elegante, de estilo moderno, capaz y ventilado, figurando entre los mejoros de su clase en la provincia. El señor arquitecto provincial don Benito de Castro, autor del proyecto, puede estar satisfechísimo de su trabajo, puesto que el público que presenció el acto no podía encomiar más la obra, tanto por su belleza, como por la seriedad de su conjunto.
El Ayuntamiento tiene el propósito de que los locales escuelas puedan inaugurarse en primeros de Septiembre, coincidiendo con la apertura de clases y las fiestas de esta población; para que así suceda, tiene que dedicar fondos, de su existencia en Caja, sin aguardar á la subvención del Ministerio de Instrucción pública á que tiene derecho; y el contratista sacrificar intereses, á que no está obligado; pero es tal la unidad de pareceres en ambas partes que están dispuestas á llevarlo á cabo y á que la inauguración sea un acto solemne que deje imborrable memoria en este pueblo; á él serán invitados los representantes en Cortes y provincia por este distrito y otras distinguidas personalidades, celebrándose extraordinarios festejos.
Lastras de Cuéllar 7 de agosto de 1911